¿Te acuerdas de aquel intento de Intel por introducirse en el mundo de las tarjetas gráficas allá por 1998? Sí, hablamos de la famosa i740 o, más bien, la infame. Fue uno de esos experimentos que muchos prefieren enterrar con una sonrisa incómoda y un comentario tipo «¿en qué estaban pensando?». Pero eso ya es historia. Han pasado 25 años y, esta vez, la jugada de Intel no solo es distinta, sino que es inteligente.
Mientras el mundo miraba cómo NVIDIA y AMD se repartían el pastel durante más de dos décadas, Intel observaba desde las sombras. Sin hacer demasiado ruido, fue construyendo algo inesperado. Las nuevas tarjetas gráficas de la serie Arc no son simplemente «otra opción». Son una declaración de intenciones sobre cómo no todo en la vida es ser verde o rojo.
Y es que lo sorprendente no fue que Intel no intentara lanzar la GPU más potente del mercado. Lo impactante fue que eligiera ir por otro camino. Quería entender qué quieren realmente los jugadores y, a partir de ahí, diseñar una solución. Mientras otros aún debaten si 8 GB de VRAM bastan o no, Intel te ofrece 16 GB de serie. ¿Eres creador de contenido? El codificador AV1 te va a encantar. ¿Quieres mejorar el rendimiento? XeSS también funciona en hardware de otras marcas. ¿Y el precio? Menor del que imaginabas.
La jugada maestra de Intel fue detectar una necesidad real. Mientras AMD intentaba abarcarlo todo y NVIDIA ponía el foco en la inteligencia artificial, Intel identificó un vacío: el jugador medio de PC, ese que juega en 1080p o 1440p, que valora el trazado de rayos pero no quiere vender un riñón para pagarlo. Ese usuario que no necesita una RTX 4090, sino una tarjeta gráfica equilibrada, eficiente y que no cueste más que el resto del ordenador.
Ahí entra la arquitectura Xe-HPG. No nació para romper récords en benchmarks. Fue pensada como una todoterreno: capaz de adaptarse a lo que necesites, sin alardes innecesarios. Su codificación de vídeo es de las mejores. La aceleración por IA te facilita tareas que ni sabías que podías hacer. Y el procesamiento multimedia… bueno, que venga el códec que quiera ¡porque lo aguanta!
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- Procesador Intel® Core™ Ultra 9-285H o U5-225H.
- Impulsado por el Intel Core Ultra 9-285H, con un rendimiento de IA de hasta 99 TOPS (combinando NPU, GPU y CPU).
- Gráfica Intel® Arc™ 140T, compatible con Ray Tracing y tecnología XeSS.
- Puerto Ethernet 2.5G, conectividad Intel® Bluetooth® 5.4 y Wi-Fi 7 de última generación.
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- Sistema de refrigeración avanzado IceBlast 2.0, eficiente y silencioso.
- Diseño compacto, elegante y resistente a arañazos, con soporte VESA integrado.
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Cómo Intel logró dar en el clavo justo a tiempo
Entre 2020 y 2022, conseguir una tarjeta gráfica era, literalmente, una pesadilla. La escasez de GPU hizo que los precios se dispararan, las existencias volaran y miles de jugadores tuvieran que elegir entre pagar a revendedores o conformarse con lo poco que quedaba. Intel, mientras tanto, observaba el caos desde la barrera… y pensaba: «Esto podemos solucionarlo».
Cuando finalmente lanzaron las gráficas Arc al mercado, lo hicieron con tres promesas sencillas, pero potentes: productos sólidos, disponibilidad real y precios justos. ¿Fácil? En teoría sí, pero tras años de abusos y frustraciones en el mercado, cumplir con lo básico fue casi una revolución.
Intel no cometió el error de entrar a competir con las monstruosas RTX 4090. Tomaron una decisión mucho más sensata: revisar las estadísticas de hardware en Steam. Y ahí estaba la verdad evidente que muchos pasaban por alto, que la mayoría juega a 1080p o 1440p. Quieren trazado de rayos, sí, pero no necesitan exprimir Cyberpunk 2077 a 4K con todos los ajustes al máximo. Buscan mejoras mediante IA, pero no se dedican a entrenar redes neuronales en su tiempo libre.
La estrategia empresarial es fácil de entender cuando uno la analiza. XeSS funciona también en gráficas NVIDIA y AMD. La codificación AV1 es una bendición para creadores de contenido. Y las herramientas de desarrollo de Intel no te obligan a encerrarte en su ecosistema. Es como si hubieran tomado buena nota de los errores ajenos y decidieran no construir otro jardín vallado que nadie quiere.
Además, la ventaja de Intel como fabricante es enorme. No son solo diseñadores de chips: cuentan con sus propias fábricas y colaboran con TSMC para aprovechar los procesos más avanzados. En un mundo donde las cadenas de suministro se tambalean con facilidad, tener margen de maniobra lo cambia todo. Algo que ni AMD ni NVIDIA pueden igualar completamente.
En resumen, el mercado pedía a gritos una sacudida. NVIDIA centraba su negocio en la IA y los centros de datos, lo que relegaba a los gamers a un segundo plano. AMD estaba repartida entre CPU y GPU, con recursos limitados. Intel vio la oportunidad y no dudó en aprovecharla con todo el peso de su maquinaria.
Xe-HPG: Construir una GPU desde cero tiene sus ventajas
Empezar desde cero tiene algo liberador. No tener que arrastrar decisiones de diseño tomadas hace 15 años —ni mantener compatibilidad con arquitecturas obsoletas— permitió a los ingenieros de Intel centrarse en lo importante: crear una GPU pensada para las cargas de trabajo del presente.
En el corazón de esta arquitectura está el Xe-Core, que contiene 16 motores vectoriales. Cada Xe-Core ofrece 128 unidades de sombreado, lo que significa que cada motor vectorial es capaz de realizar 8 operaciones FP32 por ciclo de reloj. Aunque otras marcas siguen una estructura similar, Intel se ha asegurado de que todo funcione con más eficiencia, lo que reduce el consumo energético y mantiene las temperaturas a raya. ¿Para qué sirve tener la GPU más rápida si suena como un secador de pelo?
Donde realmente se pone interesante la cosa es en los motores XMX. Estos núcleos dedicados a la aceleración por IA pueden trabajar con múltiples tipos de datos: FP16, BF16, INT8, INT4 e INT2. Por cada ciclo de reloj, una unidad XMX puede ejecutar 128 operaciones FP16, 256 INT8 o 512 INT4/INT2. No es solo una cifra atractiva para el marketing. En la práctica, significa que las gráficas Arc son capaces de realizar tareas complejas como edición de contenido asistida por IA o inferencias de machine learning, algo impensable en otras GPU de precio similar.
Intel también ha apostado por una arquitectura modular en su diseño de render slices. Cada slice integra cuatro Xe-Cores, además de las unidades de texturizado y salida de renderizado. La Arc A770 se basa en el chip ACM-G10 con ocho slices activos. En el modelo A750, más asequible, se desactiva una slice, lo que permite a Intel mejorar el rendimiento de fabricación, ofrecer una gama más clara de productos y aprovechar mejor los chips que no cumplen los estándares más altos.
Pero si hay un elemento clave en el rendimiento gráfico, ese es el ancho de banda de memoria. La interfaz GDDR6 de 256 bits de la A770 permite transferencias de hasta 560 GB/s, una cifra superior a muchas tarjetas de precio similar. Además, sus 16 GB de memoria no están ahí solo para adornar las especificaciones: son perfectos para los juegos actuales, la creación de contenido en alta resolución y los escenarios exigentes donde la VRAM se consume sin parar.
En lo que se refiere al procesamiento multimedia, la serie Arc brilla con luz propia. Dos motores Xe Media se encargan de la codificación y decodificación de vídeo, con soporte para H.264, H.265 y —aquí viene lo bueno— AV1. Intel fue la primera en ofrecer codificación AV1 por hardware en una tarjeta gráfica de consumo. Mientras otros aún afinan el rendimiento en H.264, Intel ya mira de frente al futuro de los estándares de vídeo.
En cuanto al ray tracing, Intel se inspira en el enfoque de NVIDIA —más eficiente que las primeras implementaciones de AMD—. Las operaciones de intersección y recorrido de rayos se gestionan en unidades dedicadas, lo que libera los shaders para otras tareas. ¿El resultado? No va a competir con una RTX 4080, pero si le sumas la tecnología XeSS para reescalado inteligente, obtienes una experiencia fluida en 1440p con trazado de rayos activado.
Y por si fuera poco, el soporte de API está totalmente cubierto. Con DirectX 12 Ultimate, todos los juegos modernos son compatibles. OpenGL 4.6 y Vulkan 1.3 permiten ejecutar desde títulos antiguos hasta aplicaciones profesionales. Y con OpenCL 3.0 puedes usar la GPU para mucho más que jugar (desde computación científica hasta minado de criptomonedas, pasando por cualquier otro proyecto extravagante que se te ocurra).
Los números no mienten: Así rinde Arc frente a sus rivales
Las especificaciones no lo son todo… pero son un buen punto de partida. En el caso de Intel, su manera de repartir recursos técnicos en las Arc deja claro que tienen prioridades distintas a las de los fabricantes tradicionales. Lo que verás a continuación no solo es una tabla, es una radiografía de cómo Intel quiere cambiar las reglas del juego.
Qué obtienes | Intel Arc A770 | Intel Arc A750 | NVIDIA RTX 3060 | AMD RX 6600 XT |
Arquitectura | Xe-HPG | Xe-HPG | GA106 Ampere | Navi 23 RDNA2 |
Proceso de fabricación | TSMC N6 | TSMC N6 | Samsung 8 nm | TSMC 7 nm |
Núcleos | 32 Xe-Cores | 28 Xe-Cores | 28 SM | 32 CU |
Shaders | 4096 | 3584 | 3584 | 2048 |
Unidades RT | 32 | 28 | 28 | 32 |
Unidades IA | 512 XMX | 448 XMX | 112 Tensor | Ninguna |
Frecuencia base | 2100 MHz | 2050 MHz | 1320 MHz | 1968 MHz |
Frecuencia turbo | 2100 MHz | 2050 MHz | 1777 MHz | 2589 MHz |
Memoria | 16 GB GDDR6 | 8 GB GDDR6 | 12 GB GDDR6 | 8 GB GDDR6 |
Bus de memoria | 256 bits | 256 bits | 192 bits | 128 bits |
Ancho de banda | 560 GB/s | 512 GB/s | 360 GB/s | 256 GB/s |
Consumo eléctrico | 225 W | 225 W | 170 W | 160 W |
Precio de lanzamiento | ~375 EUR | ~330 EUR | ~370 EUR | ~395 EUR |
Análisis: Por qué Arc A770 destaca más de lo que crees
Uno de los primeros aspectos que llama la atención en la Arc A770 es su configuración de memoria. Sus 16 GB de VRAM no solo superan de largo a cualquier otra tarjeta en su rango de precio, sino que lo hacen con argumentos sólidos. No es solo un reclamo publicitario. Ofrece espacio de sobra para juegos en alta resolución, creación de contenido y tareas exigentes de desarrollo donde la memoria puede marcar la diferencia.
En cuanto al control energético, Intel ha optado por una estrategia conservadora. Lo vemos reflejado en las frecuencias. No buscan forzar el overclocking a toda costa como hacen otros fabricantes, sino ofrecer valores estables tanto en frecuencia base como en modo turbo. Esto sugiere un diseño térmico bien optimizado. Y lo cierto es que, en la mayoría de los casos, un rendimiento constante a largo plazo vale mucho más que picos breves de potencia.
La visión de Intel sobre el futuro de las GPU se ve reforzada por el número de aceleradores de IA. Las 512 unidades XMX de la A770 proporcionan una potencia de procesamiento de inteligencia artificial muy superior a la de los 112 núcleos Tensor de la RTX 3060 y superan por completo a AMD, que no incluye hardware de IA dedicado. Esta decisión no solo permite un mejor rendimiento con XeSS en juegos, sino que también beneficia a la creación de contenido y a tareas profesionales.
En cuanto a compatibilidad gráfica, Arc cumple con los estándares más actuales. El soporte completo para DirectX 12 Ultimate garantiza funciones avanzadas como ray tracing por hardware, mesh shaders, shading de tasa variable y sampler feedback. Todas estas tecnologías juegan un papel clave en los títulos modernos y la A770 las ejecuta con soltura.
También destaca la conectividad de pantalla, pensada para entornos multitarea. Gracias a las salidas DisplayPort 2.0 y HDMI 2.1, es posible conectar hasta cuatro monitores simultáneamente, algo muy valorado tanto en setups gaming como en flujos de trabajo de productividad y creación. Además, DisplayPort 2.0 posiciona a Arc con ventaja de cara al futuro, preparado para resoluciones extremas y tasas de refresco elevadas, incluso aunque esas pantallas aún no sean comunes en el mercado.
Y aunque el consumo energético de la A770 (225 W) está por encima de la RTX 3060 (170 W), la relación prestaciones-vatio sigue siendo competitiva. Al fin y al cabo, ofrece más memoria, más funciones y mejor soporte para IA. Además, Intel incluye un modo Endurance Gaming, pensado para quienes priorizan la eficiencia energética por encima del rendimiento absoluto. Una opción inteligente que permite ajustar la tarjeta a distintos perfiles de uso sin sacrificar estabilidad.
XeSS: El reescalado inteligente de Intel que sí funciona
XeSS es la apuesta de Intel en el terreno del reescalado por inteligencia artificial, un campo en el que compite de lleno con tecnologías como DLSS de NVIDIA y FSR de AMD. Pero la diferencia con estas no se limita a la parte técnica. También hay un enfoque distinto en cuanto a compatibilidad multiplataforma y fidelidad visual.
La clave de XeSS está en su reconstrucción temporal, una técnica que analiza múltiples fotogramas del juego para reconstruir una imagen de mayor resolución de forma más precisa. No se limita al reescalado espacial típico, sino que utiliza vectores de movimiento, información de profundidad y datos de exposición para rellenar las partes de la imagen que no estaban presentes en el fotograma original a baja resolución.
Además, XeSS opera en dos modos, lo que deja claro que Intel se toma en serio su papel dentro del ecosistema gamer. El modo principal saca partido de las unidades XMX de las gráficas Arc, lo que ofrece un mejor equilibrio entre rendimiento y calidad visual. Pero aquí viene lo ingenioso: también existe un modo que no requiere hardware especializado, y que utiliza shaders convencionales. Eso significa que puede funcionar en tarjetas gráficas de AMD y NVIDIA, aunque sin alcanzar el mismo nivel de fluidez y nitidez que en una GPU Arc.
Las comparativas de calidad de imagen respaldan a XeSS. En las pruebas realizadas por el equipo de Digital Trends, quedó claro que XeSS supera sistemáticamente a FSR en conservación de detalles y estabilidad de imagen. Donde más destaca es en escenarios con iluminación compleja o mucho movimiento, como los que encontramos en juegos exigentes tipo Cyberpunk 2077, Returnal o Marvel’s Spider-Man. En esos entornos, XeSS mantiene el tipo sin sacrificar fluidez ni nitidez.
XeSS ofrece cuatro modos de calidad, lo que permite ajustar el rendimiento gráfico según el tipo de juego o las preferencias del jugador. En el modo Ultra Quality, la imagen se mantiene prácticamente idéntica a la resolución nativa, pero con una ganancia de rendimiento del 15-20 %, sin comprometer detalles visuales llamativos. El modo Quality es el punto de equilibrio perfecto: mejora el rendimiento entre un 25 y un 30 %, con apenas defectos perceptibles. Los modos Balanced y Performance aumentan aún más la escalabilidad, ideales para quienes priorizan la fluidez por encima de la calidad visual extrema.
Cada vez más desarrolladores apuestan por integrar XeSS en sus títulos, conscientes de sus ventajas. Grandes nombres como Call of Duty: Modern Warfare II, Cyberpunk 2077, Death Stranding: Director’s Cut o Hitman 3 ya lo incorporan, y muchos otros se están sumando progresivamente mediante actualizaciones.
Además, el proceso de implementación de XeSS es sencillo para los desarrolladores. Solo se requiere que el motor del juego proporcione vectores de movimiento, profundidad de campo y datos de exposición. Información que, en la mayoría de motores modernos, ya se genera por otras razones. Esta facilidad de integración es una de las claves por las que XeSS se está adoptando más rápido que otras soluciones de reescalado más complejas.
¿Y cómo rinde en la práctica? Activar XeSS cambia por completo el potencial de las gráficas Arc. En juegos con ray tracing, donde la carga gráfica puede poner en apuros a muchas GPU, XeSS libera la potencia necesaria para jugar en 1440p de forma fluida. Títulos exigentes como Cyberpunk 2077 con trazado de rayos dejan de ser un sueño inalcanzable: se pueden jugar en calidad alta cuando el modo XeSS Quality compensa el bajón de rendimiento provocado por las sombras, reflejos e iluminación realistas.
Rendimiento en juegos: Donde las Arc realmente brillan
El rendimiento de las tarjetas gráficas Arc rompe muchos de los esquemas habituales sobre cómo escalan las GPU. Lo normal es que, al aumentar la resolución, las tasas de fotogramas caigan en picado. Pero en el caso de Arc, algunos títulos rinden incluso mejor a 1440p que a 1080p, algo que desafía la lógica y apunta claramente a una arquitectura moderna, optimizada para cargas de trabajo altamente paralelas.
Las pruebas realizadas por TechRadar confirman esta peculiaridad. A 1080p, la Arc A770 promedia 103 fps, con mínimos estables de 54 fps. Pero lo más interesante llega al subir la resolución. En 1440p, la tarjeta mantiene unos sólidos 78 fps de media, con un comportamiento muy constante, lo que la convierte en una excelente opción para jugar con calidad y fluidez en esa resolución.
Este comportamiento se ve reforzado por el análisis de escalado de resolución de Tom’s Hardware. Al pasar de ajustes Ultra en 1080p a Ultra en 1440p, la A770 solo pierde un 22 % de rendimiento, mientras que tarjetas equivalentes de AMD y NVIDIA caen alrededor del 29 %. Esta diferencia puede parecer pequeña, pero es un reflejo claro de la eficiencia arquitectónica de Arc cuando se enfrenta a tareas exigentes en resoluciones más altas.
Y si hablamos de ray tracing, el examen se vuelve aún más exigente. Con 32 unidades de trazado de rayos, la Arc A770 ofrece una experiencia sólida, especialmente cuando se combina con XeSS en modo Quality. En Cyberpunk 2077, con trazado de rayos en calidad media y XeSS activado, la A770 alcanza más de 60 fps en 1440p, algo impresionante para una tarjeta con un precio de lanzamiento en torno a los 375 EUR.
Otro punto fuerte de Intel está en su soporte de drivers, que ha sido clave para mejorar el rendimiento en juegos. La compañía publica actualizaciones frecuentes, corrige problemas con títulos concretos y sigue afinando el comportamiento en motores populares. Esto significa que el rendimiento de las Arc seguirá creciendo con el tiempo, algo que añade valor a quienes apuesten pronto por esta gama.
Las Arc rinden especialmente bien en juegos modernos que utilizan DirectX 12 y Vulkan, gracias a que la arquitectura Xe-HPG está optimizada para el procesamiento paralelo y funciones gráficas avanzadas. En cambio, los juegos más antiguos basados en DirectX 11 pueden ofrecer resultados algo más discretos, aunque Intel sigue mejorando la compatibilidad a través de sus drivers.
Si comparamos la relación precio-rendimiento, la posición competitiva de la A770 es clarísima. Por unos 375 EUR, se enfrenta a la RTX 3060 (PVP de ~329 EUR) y ofrece 16 GB de VRAM frente a 12 GB, mayor ancho de banda de memoria y características extra como codificación AV1 por hardware. Y si sumamos su rendimiento en flujos de trabajo creativos, la balanza se inclina aún más a favor de Arc.
Por último, en el mundo del gaming competitivo, la Arc A770 cumple con creces. En títulos como Counter-Strike 2, Valorant o League of Legends, alcanzar tasas de refresco altas en 1080p no es un problema. Su latencia baja y entrega de frames estable hacen que cada vez más jugadores la elijan para e-Sports y partidas online de alta exigencia.
Creación de contenido: La revolución del AV1
Las capacidades de las gráficas Intel Arc para creación de contenido son, probablemente, su argumento más contundente frente a cualquier otro producto en su gama. Y no es para menos, ya que incorporan hardware dedicado para codificación AV1, algo que las posiciona claramente por delante de toda la competencia. Esta tecnología no se espera en las tarjetas de otras marcas hasta dentro de varios años.
Las pruebas realizadas por Tom’s Hardware con el codificador AV1 de Intel hablan por sí solas. Según el índice de calidad VMAF, desarrollado por Netflix, la codificación AV1 en Arc obtuvo 83 puntos a 3.5 Mbps y 90 puntos a 6 Mbps. Estas cifras superan con creces a cualquier codificador H.264 por hardware actual. En comparación, NVENC de NVIDIA apenas alcanzó 71 puntos a 3.5 Mbps, mientras que el codificador AMF de AMD obtuvo resultados igual de flojos.
Más allá de las métricas, el impacto práctico del AV1 es enorme. Los creadores pueden mantener la calidad visual del H.264 usando apenas la mitad de bitrate, o bien mejorar la calidad sin aumentar el peso. Esto significa menor consumo de almacenamiento, subidas más rápidas y menor uso de ancho de banda, lo que se traduce en ahorro y eficiencia, especialmente para quienes producen y transmiten vídeo con regularidad.
En ese sentido, las Arc abren la puerta a un nuevo estándar en el streaming de alta calidad. Plataformas como YouTube y Twitch ya han adoptado la reproducción en AV1, lo que permite a los streamers ofrecer contenido con mejor definición sin reventar sus límites de ancho de banda. La tasa de 3.5 Mbps que resultó ser el punto óptimo en las pruebas coincide perfectamente con las limitaciones habituales de muchas configuraciones de transmisión en vivo.
La relación entre los flujos de trabajo profesionales de edición de vídeo y el AV1 es también más que positiva. Las pruebas con la beta de Premiere Pro 24 muestran que la Arc A770 es entre un 15 % y un 20 % más rápida que una RTX 4060 de precio similar en tareas de codificación. Para profesionales del sector audiovisual, esta ventaja en aceleración por hardware y calidad final puede marcar la diferencia.
El potencial del AV1 va más allá del streaming. También revoluciona los sectores de archivado y distribución de vídeo, donde cada GB cuenta. Las bibliotecas digitales codificadas en AV1 reducen drásticamente el tamaño de los archivos sin perder calidad, lo que convierte a las Arc en una herramienta clave para organizaciones con grandes volúmenes de contenido. Además, al ser un códec libre de royalties, no hay licencias ni costes legales añadidos, algo que no sucede con H.264 o HEVC.
En lo que respecta a transmisiones en directo, el rendimiento en tiempo real es crucial. A diferencia de los codificadores por software, que necesitan procesamiento offline para alcanzar buena calidad, el codificador AV1 de las Arc mantiene una calidad excelente incluso en tiempo real. Esto abre la puerta a streamings profesionales desde hardware doméstico, algo que hasta ahora era prácticamente imposible sin soluciones caras o complejas.
Trabajo profesional y computación con IA: Más allá del gaming
Las tarjetas gráficas Intel Arc no se limitan al mundo del gaming. Su potencia de cálculo, aceleración por IA, compatibilidad con múltiples API y arquitectura moderna las convierten en una opción real para cargas de trabajo profesionales, desde simulaciones científicas hasta desarrollo en machine learning.
El ecosistema oneAPI de Intel proporciona la base de software para aprovechar Arc en entornos profesionales. Por ejemplo, los desarrolladores pueden usar la Intel Extension for PyTorch para ejecutar modelos de aprendizaje automático directamente sobre el hardware de Arc, aprovechando las 512 unidades XMX para tareas de inferencia. Gracias a esto, las Arc se posicionan como plataformas asequibles de desarrollo en IA, accesibles para usuarios domésticos y pequeños estudios.
La compatibilidad con OpenCL 3.0 abre nuevas posibilidades en computación de propósito general. Gracias a la capacidad de procesamiento paralelo de Arc, es posible emplearlas en simulaciones científicas, modelado financiero o análisis de ingeniería, tareas que normalmente requerirían tarjetas profesionales mucho más costosas. La combinación de potencia de cálculo y gran cantidad de memoria las hace especialmente versátiles.
Además de la codificación de vídeo, muchas otras aplicaciones de creación de contenido también se benefician del potencial de Arc. El procesamiento de imágenes, el renderizado 3D y los entornos CAD pueden exprimir al máximo la VRAM y los recursos de cómputo. La Arc A770, con sus 16 GB de buffer de memoria, ofrece espacio suficiente para escenas complejas y activos en alta resolución, que otras gráficas más limitadas no podrían gestionar.
Los entornos de productividad con configuraciones multimonitor también tienen en Arc un aliado ideal. Muchos flujos de trabajo profesionales requieren más de una pantalla para programar, editar, visualizar datos o diseñar. Gracias a su soporte para cuatro monitores simultáneos mediante salidas modernas (DisplayPort 2.0 y HDMI 2.1), las Arc ofrecen flexibilidad y rendimiento para estaciones de trabajo exigentes.
Por último, los entornos de desarrollo y pruebas se benefician enormemente del conjunto de funciones de Arc. Ya seas desarrollador de videojuegos, programador gráfico o ingeniero de software, puedes usar una tarjeta Arc para probar aplicaciones en arquitecturas de GPU modernas, sin necesidad de recurrir a opciones prohibitivamente caras. Su soporte para API actuales, la aceleración por IA y su precio competitivo la convierten en una herramienta atractiva para estaciones de trabajo de desarrollo.
Lo que Intel hizo bien (y por qué importa)
Las tarjetas gráficas Intel Arc han cambiado por completo la forma en que se compite en la gama media. Gracias a una arquitectura innovadora, un conjunto de funciones pensado para el futuro y una política de precios agresiva, Intel ha creado una alternativa real que obliga a toda la industria a replantearse cómo deben ser las gráficas pensadas para el gran público.
Pero el impacto de Arc va más allá de los intereses de Intel. Al introducir competencia auténtica en un mercado dominado durante años por solo dos actores, la marca ha abierto las puertas a una nueva etapa: más innovación, mejores precios y mayor libertad de elección para los usuarios. Ya sea por su rendimiento bruto en juegos, sus capacidades creativas o sus funciones preparadas para el futuro, las tarjetas Arc ofrecen un valor que antes simplemente no existía.
La base tecnológica que ha construido Intel con la arquitectura Xe-HPG y el reescalado XeSS sienta las bases para un desarrollo continuo. A medida que el software se optimiza y surgen nuevas aplicaciones, las Arc seguirán ganando fuerza y utilidad para quienes ya han apostado por ellas.
Aunque su cuota de mercado partía de cero, los primeros datos muestran una tendencia prometedora. En mercados como Corea del Sur, Intel está empezando a ganar terreno frente a competidores históricos, lo que demuestra que una buena estrategia de marketing y precios ajustados pueden romper inercias y ganarse la confianza de los usuarios.
Y esto no es un proyecto aislado. Las hojas de ruta futuras apuntan a que Intel va muy en serio: las arquitecturas Battlemage y Celestial ya están en camino, con mejoras prometidas tanto en rendimiento como en eficiencia. Su inversión a largo plazo en el campo gráfico es una declaración de intenciones. Intel no está de paso, viene para quedarse.
Las repercusiones no se limitan al gaming. Aplicaciones emergentes como la inferencia por IA, la creación de contenido o la computación científica también se verán afectadas. La apuesta de Intel por estándares abiertos y la compatibilidad multiplataforma puede influir decisivamente en cómo evoluciona toda la industria en estos nuevos territorios.
A ojos del consumidor, Intel Arc no es solo otra tarjeta gráfica, sino que es el regreso de la competencia real a un mercado que llevaba años estancado. Y ese efecto dominó nos beneficia a todos, elijamos la marca que elijamos.
Porque Intel no solo ha lanzado una nueva GPU. Ha hecho una declaración: Esto es lo que deberían ser las tarjetas gráficas en 2025 y en los años que vienen. Tanto si compras un mini PC con gráfica Arc como si no, ya estás disfrutando del cambio que Intel ha trazado en un sector que necesitaba con urgencia despertar.
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